¿Está mi centro preparado para enfrentar imprevistos y situaciones de crisis?

Se acercan los días de inicio de año escolar y con ello los centros van probando y mejorando la organización interna para acoger a los estudiantes y sus familias. Es un buen momento para dar los toques finales a los planes de bienvenida y recibimiento, así como para revisar las medidas y medios para garantizar el acceso y la implementación de la planificación docente en las aulas sin demoras, desde el primer día. Las necesidades de cada lugar y las respuestas se van identificando, se van adaptando y ajustando para que el arranque sea bueno y con ello se impulse la motivación y el buen desempeño de todos los actores que componen la comunidad educativa.

Ahora bien, ¿están nuestros centros preparados para enfrentar imprevistos, múltiples contratiempos y situaciones de crisis? Vale detenernos a pensarlo por un momento. Un imprevisto como su nombre lo indica es algo que surge cuando menos lo esperamos y puede dar al traste con todos los planes de un centro educativo, provocar pérdida de recursos y sobre todo pérdida de clases, lo que resulta en perjuicio de los aprendizajes de los y las estudiantes. Una crisis es una situación que altera el curso de acción y el desempeño de una persona, grupo o institución, con una duración de tiempo, corta o larga, que aunque represente oportunidades, lleva a cambios que pueden impactar negativamente y poner en riesgo la implementación de las actividades regulares.

Tomando en cuenta esto, hoy proponemos cuatro recomendaciones, que pueden ayudar a prever imprevistos, prevenir las crisis y proveer a los equipos y a los centros con los medios para enfrentar distintas situaciones de cambio negativo, desde los primeros días de clases:

  • Actualizar los mapas o diagnósticos de actores y de riesgos. Saber con quién contamos o no y cuál es su posición sobre distintos temas, que pueden conllevar afectación positiva o negativa para el desempeño del centro, permite actuar con anticipación y realizar acciones para explicar los beneficios o perjuicios que traerá una determinada acción desde dentro o fuera del centro educativo. Lo mismo en cuanto a reconocer los potenciales riesgos que se encuentran en el contexto interno o externo, que pueden estar ligados a fenómenos naturales o a la acción humana, sea esta política, social o económica. Cada centro debería hacer esto antes de iniciar el año escolar o en las primeras semanas de clases.

  • Generar planes de contingencia y comunicarlos a todos los actores de la comunidad. Establecer con claridad qué hacer, con quiénes y con qué, para hacer frente a imprevistos y situaciones de riesgo. Puede parecer exagerado, pero sabemos que dedicar tiempo suficiente a planificar, ayudará a tener una respuesta organizada, haciendo un uso eficiente de los recursos y mejor aprovechamiento de las personas. Cada riesgo o conjunto de riesgos similares podrían tener respuestas de prevención y mitigación similares, es cuestión de sentarse a abordarlos de forma objetiva como equipo y establecer qué hacer en caso de que ocurran, partiendo de aprendizajes previos.

  • Actuar con sentido de urgencia considerando las consecuencias o efectos de las decisiones. Una implementación perfecta de las medidas quizás no exista, pero no hacer lo que hay que hacer en cada momento es imprudencia y puede más que solucionar, agravar las crisis. Si ya enfrentamos situaciones difíciles en materia de logro de los aprendizajes, imaginemos cómo se agravarán esas situaciones por no atender de forma responsable los imprevistos, los riesgos a la vista o las crisis internas y externas que ocurran en el centro educativo. Cada actor debe saber lo que le corresponde hacer, contar con los medios para ello y con el soporte adecuado, dado que habrá quienes tengan más experiencia y otros a quienes las situaciones de crisis les sobrepase y afecte notablemente.

  • Garantizar una vuelta pronta a la estabilidad y a la normalidad. Las medidas que tomemos e implementemos deben permitir un retorno al curso regular de acción del centro educativos, para avanzar con la misión o propósito institucional. Eso pasa por monitorear la ejecución de las acciones y planes de acción, de hacer los cambios que sean necesarios durante la implementación y no detenernos hasta tanto se haya superado la situación de crisis. Clave será también establecer espacios abiertos de diálogo y reflexión, que permitan establecer aprendizajes a partir de cada situación, como equipo y como comunidad educativa.

Hoy es un buen momento para repasar si estas cuatro recomendaciones las estamos teniendo en cuenta, si a ellas añadimos otras ya contempladas o consideradas como necesarias, para hacer que este sea un buen inicio de año escolar. Tenemos la oportunidad en nuestras manos de que así sea.



Comentarios

Entradas más populares de este blog

Ideas para la preparación de la primera reunión con las familias

Estrategias para la gestión del aula

La Importancia de la Integración Familiar en los Procesos Educativos para la Mejora de la Calidad Educativa